EL PIERCING ORAL

07/05/2018

El uso del piercing oral, ya sea en labios, frenillos, lengua e incluso mejillas pueden tener consecuencias para la salud bucodental. Además de los riesgos que conlleva su colocación (dolor, pinchazo, inflamación, lesión de vasos sanguíneos y nervios de la región, posible rechazo…) hay posibilidad de contraer infecciones que pueden afectar a la salud general. 

Las principales consecuencias  de llevar piercings en la cavidad oral son:

     - Recesión gingival. Provocada principalmente por los piercings colocados en el labio. Retraen las encías, dejando la superficie dental al descubierto, favoreciendo la pérdida de inserción del diente, causando movilidad y posteriormente la pérdida de la pieza. En personas fumadoras hay más riesgo.

     - Traumatismos dentales. Pueden producirse por el rozamiento del metal en el diente desde el astillamiento a la fractura de algún diente.

     - Enfermedad periodontal. El contacto con el metal puede causar la formación de sarro. Favoreciendo la aparición de gingivitis y periodontitis.

     - Malposiciones dentales.  Al llevar un piercing durante un tiempo altera el equilibrio de las fuerzas de la lengua y acaba modificando la posición de los dientes y la mordida.

     - Alteraciones del habla y el gusto.

     - Halitosis. Producida por el acumulo de placa bacteriana.

     - Posible ingestión del piercing oral.

     - Reacción alérgica al metal.

 

Si aún así se ha hecho un piercing o va hacérselo tenga en cuenta estos consejos:

     -Mucha limpieza. Cepillarse los dientes, usar el hilo dental y enjuagarse con antisépticos después de cada comida. Cepillar también la zona del piercing.

     -Elegir un piercing de tamaño pequeño y con elementos de plástico/silicona para evitar el mayor riesgo de lesiones en la cavidad oral.

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